Desde el momento en que el cometa C/2019 Y4 Atlas se dejó ver sobre el fondo de estrellas de la bóveda celeste, los telescopios de la Asociación Astronómica de Andratx no tardaron en seguir su trayectoria y evolución mientras se dirigía hacia su perihelio (el punto de la órbita de un cuerpo celeste que se encuentra más próximo al Sol).
En un principio en cometa Atlas, debía haber sido todo un espectáculo para los primeros días del mes de mayo, pues se había estimado que su curva de luz y su magnitud aparente debían aumentar hasta poder observarse a simple sin necesidad de instrumentación. Lamentablemente la radiación solar lo desintegró dejando simplemente varios núcleos de pequeño tamaño que se van deshaciendo a medida que se acercan a nuestra estrella.


Curiosamente, y al contrario de los grandes cometas de finales del siglo XX que se pudieron observar en el cielo a simple vista, como el C/1995 O1 Hale-Bopp o el C/1995 B2 Hyakutake, el cometa C/2019 Y4 Atlas pertenece a un grupo de cometas que se conocen como cometas de emisión fluorescente, como el C/2014 Q2 Lovejoy o el enorme cometa C/2017 S3 Panstarrs, al cual por su tamaño y color verdoso se le apodó como cometa Hulk.

Este color verdoso se debe a la fluorescencia de los gases que componen la nube que rodea al núcleo del cometa, compuesta en su mayor parte de cianógeno, y carbonos diatómico C2 y tricarbono C3, estos componentes cuando son alcanzados por la radiación Ultravioleta del Sol, quedan prácticamente activados. Este tipo de compuestos químicos son capaces de absorber las emisiones electromagnéticas de onda corta del Sol (UV, rayos Gamma, rayos X…), reflejando ese espectro electromagnético dentro del banda visible, con una longitud de onda distinta, por lo cual, esa emisión «reflejada» se muestra como una fluorescencia de color verdoso.
Estas son algunas de las tomas que se captaron del C/2019 Y4 Atlas:




Secuencia de capturas del C/2019 Y4 Atlas, cedida por Mateo Vadell (Asoc. Astron. Andratx)



Finalmente, el 30 de abril de 2020, el telescopio espacial Hubble (HST) captaba la desintegración del cometa.
